miércoles, 27 de diciembre de 2017

CULTURA MUMUYE





Los Mumuye tienen algunos puntos en común con los jukun, de quienes parecen haber adoptado importantes tradiciones religiosas. Las aldeas mumuye concentran entre 200 y 300 habitantes. Cada grupo familiar tiene un "jefe" que actúa como guardián de los cráneos de los antepasados.



Antes del gobierno británico, constituían un grupo acéfalo, sin autoridad central, aunque todos reconocían al sacerdote de la región de Yoro como el "Supremo Hacedor de Lluvia". Sus prácticas religiosas se centran en dos cultos, relacionados con sus ascendientes:
  • El Vados o Vadosu, que está simbolizado por un cuerno de calabaza tallado.
  • El Vabo, representado por una máscara de cuernos.

Existe una divinidad suprema, denominada La e identificada con el Sol



Las figuras de madera mumuye presentan una amplia variedad de estilos, caracterizados por una falta de naturalismo, formas sobresalientes, torsos alargados y brazos parecidos a aletas con curva interna.
Las cabezas típicas incluyen un tocado de cresta y solapas laterales, que pueden representar elementos de peinado o lóbulos de oreja dilatados. Los brazos, aunque separados del cuerpo, siguen su curvatura. Las piernas son cortas, a veces en zigzag. Muchas tallas tienen el ombligo exagerado y la nariz horadada horizontalmente.


Se han sugerido diversos usos, no excluyentes, para estas imágenes. Así, pueden servir como instrumentos para adivinadores y especialistas medicinales o como personificaciones de espíritus guardianes vinculados con ancianos importantes; además, protegen la casa, castigan a los ladrones, ayudan en caso de enfermedad grave, refuerzan el status personal de los mayores y encarnan a los espíritus protectores de todo el linaje.
Dos son, principalmente, los objetos realizados por los mumuye: las figuras de los antepasados y las máscaras-yelmo. Las primeras, muy abstractas, muestran importantes variaciones de estilo. Estas piezas se mantienen ocultas, son guardadas por el "Hacedor de lluvia" y se les ofrecen sacrificios regularmente. 


Para infundirles fuerza vital, son colocadas junto a los cráneos de los antecesores más importantes. El "Hacedor de lluvia" las exhibe en casos excepcionales, como el recibimiento de un invitado importante. El conversa con ellas como con los seres vivos, y mediante la adivinación, llega a conocer el nombre de la persona a la que representan. 

viernes, 20 de octubre de 2017

BLOLO BIA, BLOLO BLA. WAKA SONA



¿Quiénes son los Baule?


Estas esculturas pertenecen al pueblo Baule. Este pueblo forma parte del pueblo Akan y habitan la región central de Costa de Marfil. 
La base de su economía es la  agricultura, cultivan ñame y un poco maíz.
Su religión se centra en el culto a los antepasados y una serie de espíritus de la naturaleza. 
La producción artística se caracteriza por una diversidad de estilos y formas. Su arte en madera procede de modelos inspirados en los pueblos guro y senufo. Sin embargo, el trabajo en metal, sobre todo el oro, tiene una clara influencia Akan.




Para que sirven

Se tratan de imágenes masculinas y femeninas, identificadas por unos con los cónyuges del mundo espiritual y relacionadas por otros con los antepasados.
La primera interpretación se basa en la creencia, muy arraigada entre los Baule, según la cual todo ser humano ha tendí una existencia anterior a su vida en la Tierra, de manera que cada individuo posee un cónyuge en el otro mundo. Este ente espiritual puede manifestarse en sueños y, si está enojado, exigir que se erija un altar y se hagan ofrendas en su honor, entre las que se incluye un retrato realizado de acuerdo con sus propias indicaciones. Estas esculturas son objeto de particular atención y a menudo se engrasan, visten y adornan con joyas.


Al relacionarse con los antepasados, su misión, además de propiciar el favor de los antecesores, consiste en asegurar la fertilidad, prevenir abortos, garantizar buenas cosechas y, en general, fomentar el bienestar y la prosperidad personal.
Las figuras de mayor tamaño son propiedad de toda la comunidad y cada persona posee a título individual una imagen menor que protege, cuida y lleva a las ceremonias para que sea imbuida de fuerza vital.



En cualquier caso, sean cónyuges o antepasados, estas tallas constituyen la expresión destacada del estilo refinado, minucioso y sofisticado del arte baule. Es decir, se caracterizan por tener una cabeza grande, busto largo y estrecho, brazos prácticamente atrofiados y pegados al cuerpo.


martes, 26 de septiembre de 2017

jueves, 14 de septiembre de 2017

MÁSCARAS GELEDE




La sociedad Gelede se localiza al suroeste de Nigeria y en las zonas adyacentes de Benín. La principal divinidad en Iyala, el dios de la Tierra y la Fertilidad.
Gelede rinde culto a los poderes espirituales de las mujeres mayores, conocidas como Awon Iya Wa o "nuestras madres".
La sociedad Gelede esta controlada por los ancian@s. Los portadores de la máscara Gelede son reconocibles pues pueden llevar finas telas que permiten ver sus rostros. Estas personas siempre son hombres, aunque las telas de los trajes son prestadas por mujeres de la sociedad.
Las máscaras suelen bailar en la estación seca, cuando el trabajo agrícola deja tiempo libre.
Los rituales empiezan por la noche con la ceremonia Efe. Efe es el bailarín masculino más viejo, sus canciones son sátiras que consisten en un comentario sobre sucesos actuales.


Al día siguiente comienzan las principales ceremonias Gelede. Por al tarde danzan enmascarados en parejas idénticas, presentan una serie de estereotipos opuestos, masculinos y femeninos.
Los masculinos se caracterizan por los trajes amplios, voluminosos cuando el bailarín está inmóvil y vuelan cuando realiza movimientos. Los bailarines imitan gestos y poses de baile de las mujeres y, durante la danza, creen que están poseídos por el Orisa Gelede.
Los femeninos son más comedidos.


"Madre" se utiliza para referirse a las brujas. En las tradiciones culturales yoruba se considera que las madres tienen la facultad de crear y alimentar la vida, pero como "madres" también tienen un poder destructivo, designado como brujería. No toda mujer es considerada como una bruja, pero todas tienen esta capacidad.
Características de las máscara Gelede:

Una extrema protuberancia en la mandíbula, grandes ojos abiertos con agujeros que señalan las pupilas, típicos labios yorubas con las comisuras cortadas verticalmente en los lados, una expresión simpática y una superestructura donde el tallista ejercita su imaginación, combinando los símbolos con escenas que reflejan anécdotas de la vida diaria. A menudo están pintadas.
La máscara se lleva horizontalmente en la parte superior de la cabeza del bailarín.


Pueden representar cualquier cosa, desde un árbol a una serpiente o una máquina de coser. Todas estas imágenes tienen la finalidad de provocar reacciones concretas en el público.



Los temas que aparecen en Gelede:
  • Alabanza y honra a individuos o grupos por sus contribuciones a la sociedad.
  • Sátira, ridiculiza, condena a las personas o grupos antisociales.
  • Fuerzas cósmicas.

lunes, 4 de septiembre de 2017

DEBLE O DEBELE






Representan a una pareja de "hijos del Poro", perteneciente al grupo de los denominados Pombibele, Fondombele en singular, y destinada fundamentalmente a los funerales conmemorativos de importantes ancianos de la sociedad. 
Su nombre en lenguaje iniciático es Deble o Debele, que significa "los que tienen descendencia ". A su vez el miembro masculino puede recibir los apelativos de Woulo To, Yowolo, Yene o Nienenion y el miembro femenino los de Woulo No, Famata, Siele e Ireguenion.




Para los Senufo la pareja humana constituye la unidad social ideal, integrada por el hombre y la mujer iniciados, que simbolizan el procedimiento idóneo para la formación moral, intelectual y social del individuo y, al mismo tiempo, encarnan el respeto debido a los linajes ancestrales de todos los componentes del Poro ya desaparecidos de este mundo. Por tanto, esta imagen doble aúna dos conceptos esenciales: por una parte, la naturaleza complementaria del hombre y la  mujer a través de sus respectivas asociaciones iniciáticas y, por otra, la comunicación con los difuntos. Esta última responde no tanto a razones afectivas cuanto a la preocupación constante por al perpetuación fisiológica, que determina el uso de estos objetos, no en el seno del grupo familiar, sino en el contexto más amplio de la sociedad de iniciación común.

Las figuras talladas de la pareja primordial aparecen en cuatro ocasiones durante los ritos funerarios, concebidos como un medio de iniciar a los muertos en la sociedad de los espíritus ancestrales:

  • Cuando el cortejo fúnebre entra en la casa donde se ha producido el fallecimiento, al atardecer de ese mismo día.
  • Durante el entierro.
  • En la celebración que tiene lugar al día siguiente de la muerte.
  • A lo largo del rito mediante el cual el alma del muerto se despido definitivamente de los vivos.
Los jóvenes inicados o Kofobele avanzan con lentitud en formación lineal. Todos portan ante sí una de estas imágenes, que sostienen desde atrás por la parte superior de los brazos y mueven suavemente de lado a lado. De forma repetida y al unísono, golpean el suelo con el pedestal de la figura al ritmo marcado por los tambores funerarios, trompas de madera y sonajeros de calabaza. Estos golpes y sonidos, unidos a la canción de duelo en el idioma secreto del poro, invocan a las almas de los difuntos y también a la diosa Kaatyeleo, bajo cuyo patrocinio místico se realizan todas estas ceremonias.



También puede llevarse en las celebraciones agrícolas, donde se pido a Kaatyeleo la purificación y fertilidad de la tierra, o en las ceremonias de tránsito, que establecen el paso de un grado a otro de la sociedad de iniciación.

viernes, 21 de julio de 2017

EL MVET

El mvet y procede del pueblo fang de Guinea Ecuatorial. El nombre no sólo se refiere al instrumento utilizado por el trovador, sino que abarca la tradición oral, la danza y la mímica.
Es un instrumento cordófono, de cuerda, arco musical polidicorde - varias cuerdas- con raspador y corredera de afinación.





Esta hecho de una vara de palmera o de bambú ligeramente curvada. del tronco se desprenden cuatro tiras de su propia corteza que se encuentra unidas a él por los extremos. En el centro están separadas por medio de un puente de madera muy fino y con muescas perpendiculares a la caña. A lo largo del tronco, unas abrazaderas de fibra tensan más o menos las cuerdas para su afinación. Cada cuerda da distinto sonido a uno y otro lado del puente. Tiene ocho notas diferentes. Las cuerdas se pulsan con los dedos a ambos lados del puente y suelen estar afinadas con un tipo de escala exátona.
En la parte posterior lleva sujeta tres calabazas secar, cortadas en forma de olla, que sirven de caja de resonancia. La del centro suele oprimirla contra su pecho el trovador. A veces lleva una sola calabaza. Puede tener plumas en los términos de la caña como ornamentación. Algunos estan profusamente decorados con pirograbados, incisiones al fuego.
La usan como instrumento solista y en interludios musicales dentro de los interminables relatos que duran horas o incluso días. Las canciones se acompañan suelen ser épicas y en menor medida líricas.




Siempre se encuentra en el àbáá o casa de la palabra, que es un punto de reunión para tertulias, juicios y ritos. Los trovadores la utilizan para cantar grandes hazañas de los antepasados, en forma de epopeyas. Los asistentes la acompañan con un ritmo repetitivo, monótono, producido por el bíkperè, caña partida por la mitad, y el ángóng, cascabel de metal.
El primer trovador surgiría entre los fang en épocas remotas, durante la migración que les llevaría desde el Nilo hasta el océano Atlántico, adquiriendo este arte de las tribus del alto Kilimanjaro.
El trovador pasa por muchas pruebas para obtener el conocimiento profundo de las tradiciones y una capacidad especial para conectar con lo espiritual.
Los relatos que el mvet narran son hazañas del clan de los èkáng, los inmortales, en el país, pueblo o poblado que llaman Èngong y cuyo jefe es Akòma Mbàà. Los èkáng son la representación mítica de los fang y los relatos muestran sus virtudes y sus defectos, sus valores y sus anhelos, sus creencias y sus forma de ver y concebir el mundo.
También se utilizan en ritos funerarios de hombres que se caracterizaron en vida por tener grandes cualidades.

jueves, 6 de julio de 2017

CULTURA IBO//IGBO



Los ibo constituyen el grupo étnico mayoritario del sureste de Nigeria y están rodeados por los Igla e Idoma, al norte; los Ibibio, Ogoni, Kalabari y el pueblo Ijo occidental, al sur; los Ejagham y demás grupos del río Cross al este y los pueblos de habla edo al oeste. 
El gobierno se ejercía a través de dos instituciones básicas, las asambleas de aldea y los consejos de grupo de aldeas, que actuaban en nombre y en defensa de los intereses de toda la comunidad. 
Las asambleas de aldea estaban presididas por los cabezas de cada linaje, considerados como los representantes terrestres de sus respectivos antepasados. Poseían considerable autoridad moral, pero ningún poder político por sí mismos, pues estaban controlados y neutralizados por la voluntad de la asamblea. En este sentido, cada miembro de dicho órgano tenía derecho a opinar y toda resolución surgida de la asamblea requería indispensablemente un consenso de opinión.
Los consejos  de grupo de aldeas estaban compuestos solo por los cabezas de linaje y ciertos individuos ricos o influyentes. Los primeros sostenían el bastón Oto, símbolo de su antecesor, y el portador del cetro más antiguo del grupo de aldeas era considerado como un padre nominal, aunque desprovisto de los poderes distintos de los conferidos a los demás ancianos.

La administración de justicia estaba directamente relacionada con los dioses y antepasados, que los Ibo creían involucrados en la dirección de los asuntos del poblado. Cualquier decisión judicial o legislativa importante era  sometida a sanción sobrenatural por un procedimiento muy sencillo: miembros destacados del clan se disfrazaban de Egwugwu, los espíritus ancestrales, y actuaban como tales entre sus potestades figuraba el castigo público de los malhechores, ya que los antepasados eran reconocidos como defensores de la moralidad y sus criterios en esta materia eran incuestionables.



La ausencia de un poder autoritario y de una organización centralizada fue la norma en la mayor parte del territorio ibo.

Los Ibo poseían diversas categorías de cultos, vinculados a las distintas entidades sociales: el individuo, la familia y la comunidad.
Los cultos relacionados con el individuo se centran básicamente en la figura de Ikenga, que simboliza los logros del hombre como persona, con independencia de lo debido al legado de su linaje.
A medio camino entre la actividad ritual concentrada en el individuo y la desarrollada en el seno del grupo familiar, se encuentra el culto de los espíritus guardianes personales, denominados Chi. Toda persona piensa que su destino en este mundo es producto de una elección realizada en el ámbito espiritual antes de su nacimiento.  El artífice es Chukwa, quien, como prueba del consentimiento divino, designa a un antepasado concreto de la persona en cuestión como su protector espiritual, Chi, y como garantía última del cumplimiento inexorable del destino trazado.
Los Ibo creen firmemente en la existencia de un paralelismo entre la vida terrestre del espiritu guardián y el destino de su protegido, que él debe supervisar. 
Los antepasados, denominados Ndichie o Ndimmo, constituyen el centro de los cultos relacionados con la unidad familiar. Representan a los miembros fallecidos de los linajes y, según la creencia ibo, mantienen gran interés por todo lo relativo a la vida terrestre de sus descendientes, en la que intervienen continuamente.
Pero los antepasados tienen una dimensión aún más importante, como es su conexión con el principio de autoridad dentro del grupo familiar. La continuidad de este principio está materializado por el símbolo Ofo, un haz de ramas supuestamente configurado por el fundador del linaje. Este emblema es posído por el jefe de la unidad familiar en cada momento, el Diokpala, y simboliza los poderes sobrenaturales que le son conferidos en su calidad de intermediario entre hombres y antepasados.  Este símbolo, junto con el plato de ofrendas Omoku y la talla Okpossi, todos ellos relacionados con el culto ancestral, se aloja en el santuario doméstico, llamado Irummo, situado dentro del Obu o recinto consagrado a la actividad del linaje en el interior de la casa familiar.



El culto a la Tierra posee una clara implicación territorial. Denominado Ala, Ane o Ale, el espíritu de la Tierra dispone de un santuario o Mbara en cada asentamiento ibo. Allí tienen lugar representaciones de música y danza en honor de esta divinidad protectora de la fertilidad humana.

lunes, 19 de junio de 2017

CULTURA BAKONGO






El pueblo bakongo es un grupo numeroso que incluye diversas subtribus, como los basolongo, bawoyo, basundi, bambata, bazomba, bavili, bakumi y yombe.
El reino bakongo floreció aproximadamente en el siglo XIV y fue el primer pueblo de África central que estableció relaciones con los navegantes portugueses.
La aristocracia bakongo adoptó el cristianismo y la cultura occidental, lo que tuvo como consecuencia un aumento de riqueza y poder militar. El reino se extendió desde la capital, Sao Salvador, en el actual Angola, a diversas regiones de Zaire, Congo y Cabinda, a numerosas y pequeñas jefaturas costeras, además de territorios de pueblos aliados y vecinos tributarios. En torno a mediados del siglo XIX, comenzó su decadencia.



La organización social se basaba en los clanes y la sociedad matriarcal. A la cabeza del estado se hallaba el Mani Kongo o rey de los bakongo, que era investido como monarca por el jefe de los sacerdotes con la corona de cobre que le confería el poder real. Pero la realeza divina de los bakongo no era hereditaria, sino derivada de una elección por parte de los jefes.

COSMOGONÍA

Los bakongo conciben el Universo rodeado de agua, llamado Nlangu, Mbu o Kalung, esto es, "el mar de los muertos". Por otra parte se considera que el Sol, la Luna y las Estrellas y los Meteoros siguen una rita circular alrededor de la Tierra, empezando su órbita por debajo del mar y desplazándose hacía el mundo superior visible. Los atributos físicos, mentales y espirituales de cada persona están vinculados a sustancias universales.



Entre los múltiples mitos de estos pueblos cabe destacas uno, el de la creación de la pareja primordial.
Cuenta la leyenda que un ser Mahungu, existía en el principio, rodeado de agua, en una región donde estaba plantado el "árbol de la vida". Mahungu poseía feminidad y masculinidad, el aliento de la vida y el de la muerte. Vivía feliz, pero un día empezó a preocuparse y cuestionar el significado de las cosas. Comenzó a girar alrededor del árbol y, justo cuando concluyó a vuelta, fue dividido en dos: un ser masculino y otro femenino.



De esta forma, se creó al hombre y a la mujer. Los nuevos seres, no conformes con su nueva condición, volvieron a girar alrededor del árbol con la intención de reunirse en el único ser, pero les fue completamente imposible. A partir de ahí, ambos seres se dieron cuenta de la necesidad de buscarse para complementarse y ayudarse entre sí.

martes, 13 de junio de 2017

CULTURA BWA



El grupo Bobo, parte de la lengua voltaica, ocupa una zona limitada al norte por Djenné en Mali, al este por la frontera de Ghana, al sur por Bobo-Diulasso y al oeste por el río Bani.
Para los Bwa son las faltas, las ofensas y las necesidades de los hombres lo que alteran el equilibrio de su medio. 
Habitan en la sabana y dependen fundamentalmente de la agricultura.
Los Bwa están divididos en castas endóganas  de labradores herreros y sus esposas alfareras y músicos que acompañan a las representaciones enmascaradas. Viven en aldeas densamente pobladas y, con su extrema independencia, han conseguido preservarse de la influencia del Islam. Mantienen muchas características en común con las tribus vecinas, como los mossi, dogón, bamana, senufo y lobi.


Constituyen un pueblo animista y su mito de origen relata cómo el Dios creador Wuro instaló un orden armonioso entre el Sol, la Lluvia y la Tierra. Pero el hombre puso en peligro este equilibrio con las técnicas agrícolas, que implican la violación de la tierra. Esta acción ultrajó a Soxo, la divinidad del monte, y, a través de él, al creador Wuro. Los Bwa creen a la sequía trae  al hombre la esterilidad y la muerte. Sin embargo, Wuro dio algo de generosidad a Do, mediador entre el hombre y Dios, para restaurar el equilibrio.


El culto a esta divinidad, Do, se concentra en una sociedad con el mismo nombre. Do actúa como guardián que expulsa a los demonios de los funerales y las ceremonias que preceden a las labores del campo y se hace oir a través de los bramidos del búfalo.



lunes, 12 de junio de 2017

CULTURA MENDE



Poco se sabe de este grupo, pueblo de habla mande que se estableció en Sierra Leona a lo largo del siglo XVI. 
Se trata de un pueblo patrilineal, en cuyo seno se configura el grupo Sande, una de las pocas sociedades secretas de mujeres conocidas en África occidental. Esta asociación además de entre los Mende, funciona en diversos pueblos de Sierra Leona y Liberia, especialmente entre los Temne, Vai, Gola y Bassa.




El adiestramiento para la iniciación en dicha sociedad dura tres años e instruye a las niñas de la comunidad sobre sus futuras responsabilidades como mujeres adultas. Para ello se les forma en forma en ciertas habilidades como la cocina, el cultivo de la tierra, el baile, el canto, el conocimiento de la medicina natural por medio de las hierbas, el cuidado de los niños y la economía doméstica en general. 





Cuando las iniciadas terminan este período de aprendizaje, se hallan preparadas para el matrimonio. 
La sociedad Sande está dirigida por una mujer experimentada, la Majo, y se divide en subgrupos regidos por miembros destacados y prestigiosos. Antiguamente, se exigía a las jóvenes iniciadas la extirpación del clítoris, práctica que en la actualidad se ha sustituido por unas pequeñas incisiones. 
La religión mende incluye unos pocos dioses, varios espíritus de cualidades positivas o negativas y ritos iniciáticos o de relación con los muertos. Este es el caso de un rito en el que el individuo muere en vida con un renacimiento simbólico, situación que se escenifica de la siguiente manera: el "demonio", representado por una máscara, absorbe al personaje que se somete a la prueba, pintado de blanco para simbolizar su entrada en el mundo de los espíritus. Cuando se realiza este acto, el sujeto no está vivo, sino en comunión con los espíritus. Posteriormente, el "demonio" vomita al participante, que, de esta manera, resucita de la muerte y es considerado como recién nacido. El renacido debe experimentar la rapadura de su cabeza, el lavado del cuerpo y la imposición de un nuevo nombre.




miércoles, 31 de mayo de 2017

LAS CRUCES DE LALIBELA



En el norte de Etiopía existe una ciudad santa  tallada en la roca, Lalibela, que concentra once santuarios cristianos que concentra once santuarios cristianos cincelados en la piedra entre los siglos XII y XIII. Su construcción comenzó tras la llegada de los cristianos coptos que habían huido de la persecución musulmana de Egipto, y se cimentó en la voluntad del monarca Gebra Maskal Lalibela. El rey ansiaba hacer del lugar una nueva Jerusalén como respuesta a la caída de esta ciudad en manos sarracenas. Las iglesias se distribuyen en dos grupos principales, separados por el canal de Yordanos, que representa el río Jordán, pero comunicadas entre sí por túneles, pasadizos y trincheras. 


Los coptos tienen un culto especial hacía las cruces. La cruz como símbolo de fe, esperanza y salvación protege al creyente que la lleva cosida en la ropa o alrededor del cuello. Son de gran tamaño -procesionales- o de mano, hechas de madera, plata. oro, bronce o piedra. Se ha convertido en estandarte de una comunidad que se aferro a ellas hasta convertirlas en protagonistas de sus principales ritos y ceremonias.




La cruz de Lalibela fue introducida por Frumentius en el siglo IV quien llevó a Etiopía un primer prototipo que probablemente fuera una cruz de mano con forma griega encerrada en un círculo. La cruz se basa en dos círculos entrelazados entre sí, donde uno simplemente continúa o se fusiona con el otro, que simbolizan el cielo y la tierra. La Trinidad esta representada por las tres cruces de eje vertical. Los trice triángulos con círculos pequeños en la parte superior de cada uno representan a cristo y sus doce Apóstoles. La simplificación del cuerpo humano en el diseño geométrico de un triángulo y un círculo parece sugerir una figura sentada. Las alas sugieren espiritualidad.




La cruz procesional no aparece hasta pasado el siglo V. La mayoría fueron donadas a las iglesias por los nobles y reyes pasando a formar parte de los actos litúrgicos, procesiones, batallas o bendiciones especiales, como puede ser su inmersión en un estanque de agua bendita durante la festividad del Timkat - la Epifanía-, donde los fieles rememoran el bautismo de Jesús en el Jordán. La festividad del Meskel, - el nombre de esta fiesta procede de la lengua geez y significa "el hallazgo de la Cruz Verdadera"-, alude a la Cruz en la que fue clavado Cristo. Se celebra a finales de septiembre con hogueras en las que se quema una cruz adornada de flores amarillas. Vestidos con llamativos trajes y protegidos por sombrillas, los sacerdotes llevan cruces de plata, y bailan y cantan con los fieles alrededor del fuego



viernes, 26 de mayo de 2017

MÁSCARA MWAASH A MBOY

Es una máscara Bakuba, este término es utilizado para definir una confederaciones de pueblos que engloba dieciocho etnias. El antiguo reino incluía a los Bambala, Babinji, Bangende, Bashobwa, Pianga y Bagongo, entre otros. Pero algunas poblaciones vecinas también estuvieron bajo la influencia de la federación Bakuba, como es el caso de los Ndengese, Yaelima y Bankutshu al norte, los bakele al suresta y los Bawongo y Bashilele al oeste.



Máscara original llevada por altos dignatarios o por hombres de ascendencia real en los ritos de iniciación para simbolizar al héroe cultural o dios Woot, que originó la realiza, la estructura política y muchas de las artes. También se cree que representa al rey Mwaash a Mboy, quien se enamoró y desposó con su hermana Ngaady a Mwaash, Asimismo existe una leyenda que vincula la máscara a un espíritu del agua o Ngesh, llamado Moshambwooy, que aterrorizó durante cierto tiempo a las gentes bakuba y fue la causa de terribles enfermedades, como la ceguera. Un día, un hombre que rondaba por el bosque vio a este espíritu, pero cuando quiso describirlo a su llegada al poblado fue incapaz de hacerlo. El rey le ordenó que confeccionara un traje con fibras y tejidos de corteza a imagen del Ngesh. Una vez elaborada, la vestimenta fue entregada al soberano, quien se apartó a otra habitación con ella y se disfrazó. Al poco tiempo se presentó ante su pueblo que huyó lleno de temor. El rey, tras despojarse del atuendo, regresó a palacio y allí le contaron la extraña aparición. El monarca, aprovechando la ocasión, explicó a sus súbditos que debía tratarse del espíritu de Moshawbwooy, que había venido para investigar el comportamiento de los habitantes del poblado con el objeto de determinar a quién podía castigar.



A partir de entonces la máscara se convirtió en un instrumento real y los jefes, cuando comparecen ante su pueblo, lucen siempre el traje de Moshambwooy. 
El apéndice curvo en forma de arco que muestra sobre la frente representa una trompa de elefante; éstas, así como los leopardos, constituyen emblemas del poder real en muchas sociedades africanas. Estas máscaras eran realizadas en los talleres de la corte según las especificaciones del monarca y bajo su personal supervisión.

martes, 4 de abril de 2017

ASIENTO ASHANTI

Para los pueblo Akan en general y el Ashanti en particular, este tipo de asiento desempeña un importante papel en la sociedad, en gran parte debido a su carácter sagrado, que lo convierte en el centro de múltiples rituales.
Los Ashanti creen que un taburete alberga el alma de su dueño, idea que justifica la expresión, muy común en este pueblo, de "no hay secretos entre un hombre y su asiento" y explica además, la proliferación de estos objetos, cuya fabricación constituye una autentica especialidad en el trabajo de la madera. El tallista, antes de iniciar su obra, ofrece una oración al espíritu del árbol que le ha proporcionado la materia prima y a sus herramientas; posteriormente, procede a la talla del taburete a partir de una sola pieza de madera.
 Se han constatado hasta treinta prototipos de asientos, cada uno con un nombre específico ligado a una idea y función particulares. Sin embargo, todos compartes bases planas y partes superiores curvas, de manera que la diferencia entre unos y otros radica en la decoración de las estructura sustentables del centro, que a menudo posee un significado simbólico. este valor que la tradición ashanti otorga a los taburetes puede advertirse en todos los niveles de la sociedad, desde el más elevado hasta el más mundano.



Así, en la cúspide de la pirámide social, religiosa y artística se sitúa el "Asiento de Oro", considerado como el símbolo sagrado por anotomasia. La leyenda dice que, hecho de oro macizo, cayó del cielo durante una tormenta en torno al año 1700, justo sobre las rodillas del gran rey Osei Tutu, fundador del reino Ashanti. Desde entonces se transmite por línea real como emblema del Estado, morada del alma colectiva del pueblo Ashanti y garantía de salud, prosperidad y bienestar. Adema´s se ha convertido en el altar donde se ofrecen sacrificios a los dioses y se realiza todo contacto con el mundo sobre natural. El Asantehene sólo exhibe este asiento en los festivales y ceremonias más importantes y no se permite que uno y otro rocen el suelo, razón por la cual el preciado taburete siempre aparece sobre una piel o un pedestal y nunca se utiliza para sentarse; simplemente se expone al público tras ser limpiado y manchado otra vez con nueva sangre de sacrificio. La importancia sagrada y simbólica de este objeto es tan grande, que la tradición ashanti relata una guerra contra un rey de laguna región de Costa de Marfil, llamado Adinkra, que osó hacer una copia del asiento de oro. Tras la derrota y muerte del atrevido monarca, los orfebres ashanti fundieron la pieza falsa y la transformaron en dos máscaras retrato del soberano fallecido, que fueron colgadas, en posición invertida, a ambos lados del trono del asantethene.



El siguiente asiento en la jerarquía ashanti es el denominado Adamu Dwa o "taburete ceremonial", que constituye el emblema de la jefatura de este pueblo en todos los niveles de su sistema político centralizado. Cada jefe ashanti tiene su propio Adamu Dwa, símbolo de la unidad de su estado y de su autoridad.


Estos asientos pueden estar adornados con incrustaciones de oro o plata, amuletos y campanas. Tras la muerte del dueño, el taburete, considerado como la morada de su alma, es guardado en un santuario junto a otras reliquias venerables del culto de los antepasados. Allí, todos los Adamu Dwa son ennegrecidos con humo y se cree que las almas del jefe fallecido y sus antecesores continúan viviendo en estos taburetes negros, protegidos por un guardián, que realiza libaciones y ofrendas de comida periódicas. 
Finalmente, el asiento inferior en valoración ashanti, de carácter doméstico y uso común, es el conocido como Nsebe Gwa o "taburete amuleto". Su talla es menos elaborada que la típica de Adamu dwa. Constituye el primer regalo de un padre a su hijo y en ocasiones es presentado a los miembros de una familia como expresión de solidaridad. Con frecuencia se utiliza como objeto de mobiliario. En tal caso se dice que, cuando el dueño no está sentado en su taburete, éste debe ser volcada hacia un lado, de manera que ningún espíritu maligno pueda ocupar su puesto. 

viernes, 31 de marzo de 2017

CULTURA AKAN








La actual Ghana toma su nombre del antiguo reino de Ghana, situado en la región sudanesa occidental. Sus zonas centrales y meridionales están ocupadas por pueblos de la gran familia Akan, entre los que destacan los Ashanti, y, más al sur, los Fanti. Ciertas ramas akan como los Anyi, y los Abron, se asentaron en el sureste de Costa de Marfil, donde algunos grupos étnicos, particularmente los denominados "pueblos de las lagunas" que llegaron desde el norte hace mucho tiempo, han sido influenciados por las migraciones akan.



La historia de Ghana está ligada a un poderoso estado, regido por una monarquía sacra, cuyos orígenes se remontan a mediados del siglo XVI. En esta época, el sur de Ghana asiste al desarrollo de jefaturas cada vez más importantes, entre las que adquieren especial relevancia las creadas por los Adansi, los Dyenkera y los Akuamu. Hacia el año 1590, los Adansi dominan el conjunto de lo que posteriormente se llamó grupo Akan, al que pertenecerían los Ashanti, los Anyi y los Fanti... Sin embargo, aquellos son sometidos, a su vez, por los Dyekera, quienes mantienen su hegemonía política en la región hasta 1680. fecha en la que el joven jefe ashanti Osei Tutu se rebela y, tras haber reunido a los suyos derrota a los amos del territorio y amplía su área de influencia. Así, se erige en fundador del reino Ashanti, que subsiste hasta el siglo XX.

El estado ashanti, organizado en forma de una confederación, se extendió en ocasiones sobre casi todo el conjunto de Ghana, hasta Costa de Marfil. Alcanzó gran prosperidad gracias a un floreciente tráfico mercantil de oro y esclavos. 

El soberano Ashanti, llamado Asantehene, reside en la ciudad, Está rodeado de un consejo de jefes, que portan bastones de madera chapados de oro y asesoran al rey en los distintos asuntos de estado. La aparición pública del monarca sacrosanto en las fiestas oficiales va acompañada de la exhibición del asiento de oro que constituye el emblema de la realeza akan. Las tradiciones ashanti se han conservado bastante bien, a pesar de las dificultades. 



Los ashanti poseen un sistema social extremadamente complejo, centrado en torno al rey divino y a la naturaleza sagrada de la reina madre. El trono se hereda de forma matrilineal. La reina madre, sobre todo en el pasado, disfrutaba de gran respeto y veneración; tenía, derecho de hablar en el consejo y ostentaba la representación de su hijo cuando éste estaba ausente por campañas militares. 
La religión del pueblo ashanti se basa en un panteón de dioses con Nyame, el dios del Cielo, a la cabeza. Sin embargo no existen imágenes de las divinidades. El contacto con el mundo sobrenatural se produce a través del asiento de oro sagrado. 


Todos los pueblos que integran el grupo Akan se dedican al cultivo del ñame, que constituye una actividad importante no sólo desde el punto de vista económico, sino también en el ámbito ritual. 

El arte akan es muy diverso en sus manifestaciones, muchas de las cuales son compartidas por los distintos grupos que integran este complejo étnico. El más representativo de todos ellos es sin duda el pueblo ashanti, cuya amplia producción artística refleja la peculiaridad de unas formas a menudo sin parangón en todo el ámbito del África negra.