jueves, 20 de diciembre de 2012

EL ELEFANTE EN EL ARTE AFRICANO

 El Sáhara, hace unos 10.000 años, tras la era glaciar se convirtió en un entorno verde con lagos poco profundos, vegetación selvática. Los elefantes procedentes del sur, poblaron la zona, junto a otros animales.
Las tribus cazadoras, que seguían a los animales, inmortalizaron sobre la roca la imagen del gigante gris hace 10.000 años.

Las imágenes más antiguas de elefantes son grabados del "período de la caza" o "de los cazadores", entre 10.000 y 6.000 a.C. En el suroeste de Libia, en la zona de Messak se han hallado numerosas imágenes que representaban animales, muy realistas y trazadas con mucha seguridad sobre la roca. Los esbozos de cocodrilos e hipopótamos permite deducir unas ricas reservas de agua, lagos y ríos. A finales del período de la caza, en las zonas montañosas de Tassili N'Ajjer en el sur de Argelia, se produjo una evolución distinta conocida como el "período de las cabezas redondas", que debe el nombre a un elemento esílístico en la representación de seres humanos: las cabezas redondas y sin perfil asentadas directamente sobre un cuerpo estilizado. Se pintaba en refugios. La representación de elefantes son escasas.
Tras un período de sequía que se prolongó entre los años 6000 y 5000 a.C., en el cual desaparecieron tanto animales salvajes como cazadores, en el Sáhara siguió el período de los "pastores de vacas", que duró hasta alrededor del año 2400a.C. Las tribus que llegaron representaban principalmente animales domésticos y escenas cotidianas.
Tras un nuevo período de sequía que se inició hacía el año 2000 a.C. hasta los inicios de nuestra era tuvo lugar el denominado "período de los caballos", con representaciones humanas estilizadas con formas de bastoncillos. El "período de los camellos", estuvo marcado por las tribus bereberes. Los elefantes siguieron habitando los bosques del Atlas hasta la época clásica de los romanos.
En estas fases culturales, la imagen del elefante se inmortalizó en otras regiones del norte de ÁFrica, tanto en relieves sobre roca como en pinturas murales, como en el macizo Tibesti (Chad) y en el Enndi (Niger). En Nubia, hoy Sudán, también se realizaron dibujos de elefantes grabados en roca.
En el sur de África los grabados en roca y las pinturas murales de numerosos yacimientos ofrecen testimonios sobre la cacería del elefante durante la Edad de Piedra.

Los cazadores y artistas eran bosquimanos. Estas pinturas sobre roca datan de hace 5000 a 13000 años. Los bosquimanos utilizaban óxido de hierro rallado que daba como resultado tonalidades que iban desde el rojo intenso al pardo rojizo, y obtenían el blanco del caolín. Como aglomerante utilizaban grasa de animal y sangre.
Los artistas del paleolitico temprano improvisaban las escenas de caza con dedos, palos o colas de animales, sin preocuparse por la estructura ni por los desniveles de la roca.

En el África occidental tropical, donde el clima y los insectos destruyen rápidamente incluso los materiales más duros, resulta difícil estudiar a fondo la historia de las artes plásticas. Pocas tallas en madera han sobrevivido más de 100 añso, máximo 200.
Los testimonios de más antigüedad hallados hasta el momento sobre el arte africano occidental datan de la época entre los años 500 a.C y 200 a.C. Se trata  de las "terracotas Nok" en el norte de Nigeria. Entre los objetos había fragmentos de la cabeza de un elefante del siglo III a.C.
Tras este período, hay un vacío de un milenio hasta la cultura real de los yorubas en el Níger, que se desarrollo en los siglos XV y XVI. Desde la ciudad sagrada de Ife. En el palacio del oní se encontraron cabezas de bronce, figuras de elefantes y obras de terracotas, que documentan el alto nivel de las obras de artesanía.
Entre los pueblos akan que habitaban la cos de Ghana floreció la artesanía del latón fundido y la orfebrería en oro.
El elefante era el animal real de los ashanti. Entre los derechos de regalía del rey destacaba una silla dorada destinada a descansar sobre el lomo de un elefante. La piel del elefante se utilizaba para la confección de los tambores realies. Solamente a los altos dignatarios les estaba permitida la posesión de trompetas elaboradas con sus incisivos.
Las pesas para oro simbolizaban refranes. Así, una figura de elefante podía recordar la frase: "Quien sigue a un elefante, no se moja con el rocío", que significa que quien está protegido por una persona poderosa no debe temer nada.
Otras etnías que utilizan el elefante como símbolo de poder son los baulé, los bamileke.

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