viernes, 19 de octubre de 2012

LOS FANG

Son un pueblo de lengua bantú que habita en Guinea Ecuatorial, Gabón y Camerún. Proceden del norte de Sudán, desde donde fueron protagonistas de un largo éxodo, que abarcó numerosas generaciones y frecuentes luchas con los pueblos que encontraban. Según la leyenda parten de Asia, cruzan el mar Rojo y después de un tiempo en Egipto atraviesan el desierto y la sabana y llegan a la costa de Guinea a finales del siglo XVIII.
Es la etnia numéricamente más importante de Guinea Ecuatorial. Se extiende por todo el país y principalmente por la zona continental. Viven en el bosque. Tienen influencias raciales sudánicas, etiópidas y congólidas.
El clan está formado por familias que se mantienen unidas a través de vínculos patrilocales, patrilineales, totémicos y mediante la solidaridad de las tareas comunes. Esta solidaridad traspasa los umbrales de la vida, ya que los antepasados forman parte del clan y son sus protectores. El tótem del clan es siempre un animal que legendariamente justifica la propia existencia de la tribu.


La etnia fang posee un sistema patrilineal y está formada por varios grupos lingüisticos-culturales del tronco bantú que a su vez se componen, como ya he dicho, de clanes que se distinguen por su nombre gentilicio y por la exogamia rigurosa.
La unidad básica es el poblado, dzáá, compuesto por familias del mismo clan. La estructura social está compuesta por el jefe, nkúkúmá, los hombres de hierbas o brujos, beyem, el consejo de ancianos y demás miembros del clan, artesanos, herreros, danzarines, músicos, guerreros...
Las viviendas en los poblados se distribuyen en dos hileras. En medio de las dos hileras está la calle principal que a veces tiene forma de plaza, en uno de cuyos extremos o en ambos se encuentra la casa de la palabra, lugar de reunión. En el centro del àbáá se encuentra la columna sagrada totémica, decorada con figuras humanas y animales en bajorrelieve. El tótem familiar o del clan se llama èléngá. Antiguamente la función del àbáá, cuando se situaba en el acceso a los caminos, era vigilar en tiempos de guerra y de la columna se colgaban las armas del cuerpo de guardia en los días de peligro.
La casa, ndá, se construye con cortezas del árbol mfòó o también con paredes enrejadas formando doble capa para rellenar de tierra cocida. Los tejados se cubren con un armazón de palos de melongo y hojas de nipa tejida. En torno a la columna central que sostiene el tehco de la casa, se colocan objetos de valor. La cocina se sitúa junto a la vivienda y sirve sólo para cocinar y para que algunos miembros de la familia puedan comer en ella. Suele tener un secadero de cañas de bambú para secar y ahumar ciertos alimentos y así poder conservarlos.  La caza es tarea comunitaria en la que se reparte lo que se obtiene entre las familias.
Cada familia tiene un terreno para cultivar llamado àbêng, que desbosca el hombre y del que se encarga la mujer. Estos terrenos se preparan en época seca y se siembran al conienzo de la época de lluvias. La preparación es comunitaria y luego se procede al reparto proporcional entre las familias, teniendo a partir de ese momento cada mujer una parcela de su propiedad para cultivas. Además tienen el pequeño huerto detrás de la vivienda, para el cultivo de todo el año. Cultivan malanga, banana, cacahuete, yuca, caña de azúcar, piña...
Los poblados se crean eligiendo un lugar próximo a un arroyo o un manantial de aguas limpias y cerca de un río mayor donde practican la pesca fluvial mediante trampas, nasas, redes, anzuelos y la técnica de embalse, para atrapar peces. Las mujeres también emplean una modalidad  que consiste en contaminar las aguas con grandes hojas empastadas de la planta wòlò, para drogar a los peces y así poder capturarlos. La pesca también es comunitaria y al final se reparten lo obtenido en el río. Para navegar usan los cayucos.
El hombre fang es cazador, recolector y guerrero. Nace para luchar en defensa de su clan, al que pertenece, donde adquiere el nombre, donde vive y hacía el que dirige sus esfuerzos. El papel del anciano tiene un componente espiritual y de conocimiento muy grande, pues está relacionado con la brujería y el saber de las cosas.Representa la tradición viva, es el máximo poder y mayor autoridad de su clan. La noción de anciano no tiene significado cronológico sino social, teniendo el mismo poder y prestigio los que ejercitan las misma funciones.


Las leyes fang asignan a la mujer el papel de la unidad entre las etnias. Ella se encarga de la educación y alimento de todos los niños de la tribu, aunque no sean hijos de su marido, con el fin de mantener fuertes lazos de unión entre todos los miembros del clan. El èkuèlé es la moneda tradicional fang y solo se emplea en el nsùá o dote. Bìkuèlé son lanzas de metal. El nsùá ha constituido entre los fang el principal símbolo político de la unión entre familias diferentes ya que emparentaba a los clanes. Tradicionalmente ha existido la costumbre del rapto nupcial y éste es considerado legítimo si culmina con éxito. Así, cuando una mujer llegaba con su raptor al poblado recibía atenciones especiales y permanecía durante semana o meses en una alcoba preparada para ella sin trabajar, recibiendo visitas de las mujeres que entonaban para ella el canto ritual de júbilo y de congratulación. Este canto ritual de júbilo también se cantaba para anunciar el nacimiento de un niño y precedía a la frase declamada esperada por todos en la que se comunicaba el sexo del nacido y se pedía una cestita y una redecilla si había nacido niña o un pequeño machete y una pequeña lanza si había nacido un niño.

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